¿Qué me diría si le confieso que cada vez veo menos valentía en el mundo?

Que para ir en sentido contrario usted tiene que ser valiente, y de pronto el mundo habla de valentía, ¿Qué me diría si le confieso que cada vez veo menos valentía en el mundo?

Y no es cuestión de ponerse triste ni de camuflar el paisaje con la apariencia que a medias y con un pintado bochornoso parece más o menos rescatable, es cuestión de que de donde seas, en donde estés tomes un lápiz y un papel y escribas, valentía es… y terminado el reglón, hoja o libro te dispongas a ser valiente.

Cueste lo cueste y pase lo que pase prefiero ser de esos que parecen “estúpidos” usted lo ha leído, de esos tonto, un poco ilusos, bastante confiables, que se asoman a mirar cuando cae piedra y que encima se ponen al medio de una calle llena de autos, no me enorgullezco en lo mas mínimo de tener el rotulo de: “sos tan buena”, “que lindo de tu parte” o “gracias por tus concejos”, no los guardo, no me interesa esa clase de gente aunque la conozca hace años, aunque algunos de ellos se hagan pasar por amigos, NO LES CREO. Pero de vez de en cuando usted por ser como es recibe una mirada única, incomparable, a esa imagen si la guardo, la atesoro bajo llave, bajo miles de candados si es posible, porque lo importante acá, no es que no te vean llorar, lo importante es darle para adelante, conseguirte un par de waffles para comerlos en el camino y darle para adelante. Lo importante es hacerte un tiempo para hacer lo que queres, un tiempo para llenarte de buena energía y repeler, repeler y repeler, la gente es la gente y uno no puede cambiar eso, pero uno es uno y uno siempre está con uno.

Yo no creo en los rótulos, en los nombres que suelen usarse para indicar parentesco, amor, o algún lazo, yo no creo en los que dicen que son tus amigos, ni en las estatuas mal dispuestas de los sentimientos, no creo en la gente y me cance de las mentiras. Pero soy capaz de creer en el amor, en los sueños que se esconden tras pequeñas sonrisas, en aquellos que demuestran decir su verdad.

“Y después de un tiempo uno aprende que, si es demasiado, hasta el calor del
Sol puede quemar.
Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de
esperar a que alguien le traiga flores.”