domingo, 14 de abril de 2013

Vale la pena encontrar esos simples gestos que nos dan quienes amamos.



Siempre de alguna manera puede existir ese algo o ese alguien que nos ilumine la vida, que haga que por más que pasen cosas “no tan lindas” podamos seguir sonriendo. A veces es cuestión de saber dar gracias por lo que tuvimos, por los buenos recuerdos, de hacerle un rincón en el alma y desempolvarlo para volver a sonreír. De alguna manera nunca vamos a tener todo pero no importa no tenerlo todo, importa saber valorar lo poco o lo mucho que tenemos, saber cuidarlo y deleitarlo. La vida se trata de muchas cosas y estoy segura que de una de las cosas de que se trata la vida, es abrazar las sonrisas, es desparramar lagrimas de alegría, es encontrar pequeños segundos de felicidad, es encontrar ese alguien que quizás estaba ahí y no lo veíamos realmente, es dar la mano, es aceptar las imperfecciones, y saber que no podemos ser perfectos, ni que todo el mundo puede amarnos, que somos lo que somos y no podemos cambiarlo pero si mejorar y que vale la pena encontrar esos simples gestos que nos dan quienes amamos.
Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar, sufrir y no dormir sin soñar. (Gregorio Marañon)

Esta entrada es para mis seguidores, lectores, comentaristas, escritores, y para esas personas que nos dan un motivo para sonreír. Gracias!

sábado, 13 de abril de 2013

Pero inevitablemente fracase al pensar.



De pronto podía ver que mi cabeza, (mente, o vaya uno a ponerle nombre a eso que sostiene el cuello) me estaba jugando una trampa, sin embargo se me hacia irremediable pensar en ella, en ellos que ya no estaban, era como si, todo lo que en un momento había sido parte de lo que verdaderamente me sostenía ya no existía mas, por más que desesperadamente saliera a buscarlos ellos ya se habían ido. Indudablemente quise suponer una y otra vez que nada de eso me afectaba, que tenía el valor para luchar, para hacer de cuenta que todo estaba bien… que ella no se mudo, que no se fue, o que ellos nunca se equivocaron. El efecto que pretendí lograr dentro de mi mente era sacar el rollo de película recortar las partes penosas y pegarlas con cinta, plasticola, poxipol o lo que hubiera a mano y no recordar nada de eso que me afectaba y que quería desviar de mi atención. (sin embargo no dudo que mis mecanismos de defensas psíquicos hicieron su labor). Pero no es lo mismo, no quise razonar en ese momento, ni hablar de lo material, de la física cuántica, lo que los doctores en neurología podían explicar de mi descontento o como la misma psicología podía arreglar este vericueto, en ese momento simplemente y sin tantos rodeos yo le hablaba al amor, hablaba de amor, hablaba de ellos. En ese momento lo único que sentí es que se me partía el corazón.

Tenía la certeza de que unas simples palabras me iban a endulzar el alma pero inevitablemente fracase al pensar tal atrocidad, el alma se endulza con gestos, con actos, con amor más que nada.

Desear y creer.

Entonces había una lejanía y una añoranza tremenda, ¿podría ofuscarse el recuerdo? O acaso ¿ trastornarse con el pasado? Sin emba...