Cruzar laberintos,
tender hacia… correr por si acaso, parar en la sombra, sentir el viento,
esconderse detrás de arbustos, mojarse en la lluvia, mirar el sol, sentir el
perfume de las flores, contemplar el amor, creer en lo que no nos haya
lastimado, crecer, después de todo no hay reglas para la vida, ni tampoco
recetas para vivir.
De todo eso
que fuimos parte, de la bicicleta roja, del tobogán en casa, de las risas, de
los amigos, de los cuentos, de las noches soñando, de las escondidas, de las
muñecas, del barro en la nariz, de los vasos rotos. A todo eso que queremos llegar,
de lo que somos sobre todo. Hacer un camino, tender un puente hacia nuestro corazón,
como si fuera fácil no hacerse añicos, confiar.
Aprender a
esperar como si fuera fácil aguardar el tiempo, aprender a apreciar como se ve
nuestro rostro en la mañana, más que eso como se ve nuestra alma, llenarla como
si fuera un cielo, aceptarnos, instruirse para saber quererse, innovarse para
ser mejor, evolucionar.
Respirar, alegrarse
como si fuera fácil desligarse de los problemas, comprender que todo lo que
hicimos fue lo mejor que pudimos, entender que lo somos es lo mejor que podemos
ser. Por favor, no deje que le arrollen su cielo, no compare su vida con la de
nadie, pues la suya ya es un lugar inmenso, solo falta llenarlo siempre un poco
más, aprenda a amarse y amar, que ante todo la riqueza esta en el alma y dentro
de ella no hay nada material.
Libérese de
paradigmas indiscretos, de caras desabridas, de pensamientos insalubres, de
perjuicios innecesarios, de personas que intoxican, de miedos inadecuados, de presiones
desprolijas.